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lunes, 30 de noviembre de 2009

El Capital, de Karl Marx (III)

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5. LAS PLUSVLÍAS Y LOS SALARIOS

(Diferentes modos de explotación de la clase obrera)


La producción de la plusvalía o la fabricación de la ganancia es lo que persiguen absolutamente todas las empresas capitalistas, es la base misma de todo el sistema de producción capitalista. No es entonces extraño que, sabiendo esto, Marx recalcase que el antagonismo entre la clase propietaria de los medios de producción y la clase trabajadora no desaparecería hasta que no desapareciesen las clases sociales mismas


5.1. Los diferentes tipos de plusvalía

- La plusvalía absoluta. Es la que acabamos de ver: se obtiene prolongando la duración de la jornada de trabajo. Si a un obrero se le paga como si trabajase 5 horas cuando en realidad echa 10, la cuota de plusvalía es del 100 %. Si trabaja 15 y cobra por 5 la cuota de plusvalía o el nivel de explotación al que es sometido el obrero es del 150 %. En ambos casos, el tiempo de trabajo necesario para alcanzar el valor de la fuerza de trabajo es de 5 horas, así que las cinco horas restantes en un caso y las 10 en el otro son horas de trabajo adicional o plustrabajo, en las cuales el obrero trabaja gratis, trabaja sólo para el empresario.

- La plusvalía relativa. El interés del empresario en obtener una alta cuota de plusvalía se ve frenado por un obstáculo insalvable: La resistencia del cuerpo humano. La jornada de trabajo no puede prolongarse indefinidamente. Al contrario, gracias a Marx y a los que como él lucharon por mejorar las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera (gracias sobre todo a los trabajadores mismos que con su unión consiguieron asustar a los explotadores), los patronos tuvieron que reducir el número de horas de la jornada laboral.

Parece que con una jornada reducida la cuota de plusvalía tiene por fuerza que reducirse también. Según la nueva situación, una jornada de ocho horas, por ejemplo, el primero de los obreros que antes mencionamos “sólo” trabajaría 3 horas gratis para el empresario capitalista. Pero la realidad es que existe otra forma de elevar la cuota de plusvalía sin tener que aumentar las horas de trabajo: consiste en incrementar la producción de los artículos consumidos por la clase trabajadora, para así bajar los precios y a la vez el valor de la fuerza de trabajo de los obreros mismos.

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En otras palabras, los capitalistas se fijan en que los trabajadores de sus fábricas sólo consumen (porque no tienen dinero para otra cosa) artículos de primera necesidad, como el pan, patatas, garbanzos, el carbón de sus cocinas y estufas…, así que, actuando en conjunto y con la alta conciencia de clase que tienen, producen gran cantidad de estos artículos consiguiendo que bajen los precios.

Antes, el obrero necesitaba ganar 5 oro al día para mantenerse a sí mismo y a su familia, es decir que el valor de su fuerza de trabajo por un día era de 5; pero ahora, como los precios de las cosas que consumen han bajado, el valor de su fuerza de trabajo también ha descendido a 3, es decir que con 3 oro puede comprar lo que antes le costaba 5 (comida y carbón para un día). Pero claro, el patrón no le sigue pagando 5 sino que reduce su salario a 3, y el obrero, aunque proteste, se aguanta porque sigue alimentando a su familia igual que antes, y eso es lo que más le importa en el mundo.

¿Cuál es la nueva cuota de plusvalía que obtiene el empresario? Un 62,5 %. Tras la reducción de la jornada de trabajo conseguida por las luchas obreras la cosa habría quedado así: 5 horas de trabajo necesario y 3 horas de trabajo adicional o plustrabajo. Sin embargo, la nueva treta de la clase capitalista le ha dado la vuelta a la tortilla, pues no se quedaban contentos con “sólo” tres horas de explotación. Ahora, el obrero agota en tres horas el valor de su fuerza de trabajo y las cinco restantes trabaja sin cobrar.

- La plusvalía extraordinaria. Se obtiene gracias al desarrollo tecnológico. El empresario que, en su afán de conseguir el máximo beneficio posible, incorpora los nuevos avances en maquinaria, logra una mayor productividad y así rebaja el coste de los artículos fabricados, con lo cual saca un mayor beneficio vendiendo al mismo precio.

Volvamos para entenderlo mejor a poner de ejemplo nuestra ya conocida fábrica de zapatos (aunque estaría bien que cada uno se inventase uno propio). Supongamos que se sustituye una máquina por otra más moderna, que clava ella sola las suelas de goma a los empeines de cuero a una velocidad que dobla el trabajo de la máquina antigua. Ésta además tenía que ser manejada por dos personas y la nueva lo hace todo ella. Los/as dos operarios/as son recolocados/as en otro momento de la cadena de producción y el resultado es que la fábrica produce 60 zapatos a la hora, exactamente el doble que antes de cambiar la maquinaria. Las cuentas quedarían más o menos así:

Antes
Materias primas 450
Desgaste maquinaria 50
Salario obreros 35
Energías 30
Plusvalía absoluta 35
---------
600 / 30 zapatos = 20 oro por zapato.

Cada zapato cuesta 20 oro, incluyendo ya una cuota de plusvalía absoluta del 100 %. Al cambiar la maquinaria el empresario sabe que no podrá vender los zapatos a más de 20 oro, pero el resultado sería el siguiente:

Después
Materias primas 900
Desg. Maq. 60
Salario 35
Energías 50
Plusvalía absoluta 35
----------
1080 / 60 zapatos = 18 por zapato

El capitalista obtiene una plusvalía extraordinaria de 2 oro por zapato, 120 en total en una hora de trabajo. Lo que ha sucedido es que ha rebajado el coste de su producto (su valor individual) a 18, mientras que el producto sigue vendiéndose en el mercado a 20 (su valor social).

Pero esta diferencia entre el valor individual de un producto y su valor social que supone la ganancia de la plusvalía extraordinaria no suele mantenerse durante mucho tiempo: en cuanto los demás fabricantes de zapatos descubran la nueva maquinaria la incorporarán y volverán a compensar las ganancias.


5.2 Los diferentes tipos de salario

- Sistemas extenuantes de salario:

1. El salario a destajo. Es el que se cobra contabilizando el número de piezas u objetos fabricados por el obrero. “X” por cada suela clavada al empeine, “Y” por cada kilo de naranjas recogido…

Marx lo llamó también salario por tiempo, porque al fin y al cabo, dijo, el valor de cada objeto fabricado se calcula en base al salario de una jornada completa y el número de objetos que consigue fabricar en ese tiempo el obrero más hábil. Por ejemplo, uno de los obreros más veloces suelda 32 barriles de chapa y cobra 16 oro, con lo que el barril soldado se pagará a ½ oro. No será extraño que otro trabajador tenga que echar más horas para llegar a los 16 oro, ni que muchos hagan horas extra para ganar un poco más de dinero.

La finalidad que persiguen los capitalistas al implantar esta modalidad de salario es más o menos la siguiente: en primer lugar el obrero no necesitará a nadie que lo vigile porque él mismo se verá presionado para trabajar lo más rápidamente posible. Segundo, al pagar por piezas el patrón puede rechazar las que le parezcan que no están bien terminadas.

En conclusión, lo que se presenta como una ventaja a la hora de cobrar, se revela como un inconveniente para el/la trabajador/a medio, es decir, para la mayoría de los/as trabajadores/as.

2. Taylorismo. De Frederick W. Taylor, ingeniero norteamericano. La base del taylorismo es como sigue: se coge a uno de los obreros/as más veloces de la fábrica y se cronometra su trabajo a un nivel de intensidad muy elevado, operación por operación. Luego, estudiando estos datos se establece un régimen y unas normas de trabajo. El obrero que alcance las cotas establecidas cobrará más que el que no lo consiga.

3. Fordismo. Hemos visto hace poco un ejemplo de fordismo, cuando hablamos de la plusvalía extraordinaria que ganó el capitalista dueño de la fábrica de zapatos: Sustituyó una máquina por otra más rápida y obligó a los obreros a trabajar al nuevo ritmo. En esto consiste el fordismo, en elevar el ritmo de la cadena de montaje.

4. Participación en los beneficios. Consiste en que el patrón ofrezca un participación en los beneficios de la empresa a cambio de bajar los salarios, con lo que los obreros se sentirán forzados a trabajar más pensando en acrecentar las ganancias del capitalista y a la vez las suyas propias. Este sistema de salario pretende hacer sentir al obrero que están en el mismo barco que el capitalista, y que mientras mejor vayan las cosas más ganarán todos.

- Salario en especie, salario nominal y salario real.

El salario en especie era quizás el más frecuente durante los primeros años del capitalismo. El dueño de la fábrica solía ser dueño también de una tienda (un economato) donde los obreros compraban sin necesidad de usar dinero, se les apuntaba la compra y al final de la semana se le descontaba lo consumido del sueldo. Podemos imaginarnos que rara vez ganaba el trabajador dinero, más bien era lo comido por lo servido. Ésta es una de las situaciones donde mejor se ve lo que quería decir Marx (y otros economistas antes que él) cuando hablaba de que el valor de la fuerza de trabajo equivalía exactamente al coste de la manutención del obrero y su familia.

El salario nominal es el salario expresado en dinero, el que conocemos nosotros mejor. Pero además existe otra forma de expresar el salario, que consiste en atender a las cosas que el asalariado puede comprar con su sueldo. A éste se le llama salario real porque nos dice realmente el nivel de retribución que obtiene el obrero por su trabajo.

Si se encuentran un día dos obreros, uno de Londres y otro de un pequeño pueblo de Escocia, y se cuentan que cobran tres libras a la semana, puede parecerle a ambos que cobran lo mismo. Pero la realidad es bien diferente. Debido a la diferencia de precios entre un lugar y otro, el que vive en Londres puede compran tan sólo la mitad de cosas (probablemente comida) que el otro. Aunque el salario nominal sea igual, el salario real de uno es la mitad del otro.



SIGUIENTE ARTÍCULO: El Capital, de Karl Marx (y IV)


*Estos materiales pertenecen a la colección Acercarse a Carlos Marx, elaborada por Atrapasueños para la Fundación de Investigaciones Marxistas

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