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lunes, 23 de noviembre de 2009

El Capital, de Karl Marx (I)

0. INTRODUCCIÓN

El Capital. Crítica de la economía política es la obra en la que Marx trabajó durante casi toda su vida. Si recordamos que los primeros estudios que hizo sobre Economía Política datan de los primeros años de 1840, y que su muerte ocurrió en 1883, comprobamos que El capital es fruto del trabajo de más de 40 años. Marx sólo vio la primera parte o el primer libro publicado, pero tras su muerte, Engels publicó otros dos libros, y ya desaparecido éste también, se publicó un cuarto libro que contenía varios cuadernos escritos por Marx pero no publicados antes.

En el prólogo a la primera edición, de 1867, nos dice Marx: "Lo que pretendo indagar en esta obra es el modo de producción capitalista y sus correspondientes relaciones de producción y circulación." Esto, expresado así de sencillo, era nada menos que comprender y describir en su totalidad el sistema económico capitalista, desde el pequeño detalle hasta la ley más general, desde sus orígenes y antecedentes hasta las causas de su previsto final. La pretensión no era pequeña, y el trabajo de Marx (entorpecido frecuentemente por la necesidad de escribir artículos sobre otros temas para ganarse el sustento) tampoco lo fue: el punto de partida son las nociones de Economía más básicas, y desde aquí va creciendo hasta convertirse en uno de los grandes monumentos intelectuales realizados por el ser humano. Economía, filosofía, historia, sociología... materias que ahora se estudian por separado, disciplinas que ahora se enseñan y aprenden en diferentes edificios, aparecen en El Capital ligadas bajo el objetivo de "indagar el modo de producción capitalista y sus relaciones de producción y circulación".

Ante esta perspectiva, nuestra pretensión aquí no puede más que quedarse en intentar explicar con sencillez una línea coherente que va desde la necesidad productiva de la persona hasta el empobrecimiento de la mayoría a manos de una minoría. El recorrido que seguiremos será el siguiente:

1. Las mercancías y el valor. Donde trataremos la producción de objetos y el valor que éstos adquieren al intercambiarse.

2. El dinero. Se verán las funciones que tiene el dinero, entre ellas las de mediador en el intercambio y la medida de los valores.

3. La conversión de dinero en capital. La función del dinero como simple mediador se transforma en el dinero como fin en sí mismo, el dinero como productor de más dinero. Esto se consigue convirtiendo el dinero en capital.

4. El trabajo asalariado. Donde descubriremos por qué el capitalismo es un sistema de explotación necesaria.

5. La plusvalía y el salario. Se describen los diferentes tipos de plusvalía que existen y los modos de explotación de la clase obrera.

6. El proceso de acumulación del capital. Y empobrecimiento del proletariado. Descubriremos por qué con este sistema económico los ricos se hacen cada día más ricos y los pobres son cada vez más pobres.

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1. LAS MERCANCÍAS Y EL VALOR

Ya hemos visto que las personas, para vivir, necesitan transformar la naturaleza, necesitan producir. Estos productos fabricados pueden ser de uso personal o pueden también ser fabricados para cambiarlos por otros productos o venderlos.

La mercancía es el producto que, en lugar de ser consumido por sus productores/as, se destina al cambio o la venta. El agricultor/a se queda con varios kilos de patatas para propio consumo y vende el resto, convirtiéndolo en mercancía. El zapatero/a que hace sus propios zapatos no está fabricando una mercancía, a no ser que no le queden bien y los ponga a la venta.

Los objetos que usamos o consumimos tienen para Marx dos tipos de valor, el valor de uso y el valor de cambio.

- Valor de uso: lo que valoramos del objeto es su utilidad, el uso que podemos hacer de él. Los objetos con un mayor valor de uso son aquellos que cubren nuestras principales necesidades, comer, descansar, aprender...

- Valor de cambio: viene dado por la condición del objeto como mercancía. Si queremos cambiar un producto por otro debemos establecer una proporción entre ambos.

El zapatero, por ejemplo, le cambia los zapatos al alfarero por objetos de barro, al carpintero por objetos fabricados en madera y al campesino por productos de la huerta.

Pero, ¿en qué proporción cambian sus respectivas mercancías? ¿Cuántos pares de zapatos por 20 kilos de patatas? A la hora de establecer estas proporciones, es decir el valor de cambio de cada producto, el valor de uso se deja de lado. Si el zapatero/a le dijese al campesino/a que debía darle patatas todos los días hasta que se le rompiesen los zapatos, el otro le diría que estaba loco.

Vamos a imaginarnos que cada uno expone a los demás su trabajo para ver cómo se llega a medir el valor de cambio de las mercancías:

- Zapatero: Mirad, el cuero de los zapatos no me ha costado nada porque es de piel de una vaca que se me murió el otro día, y el gasto que he hecho en aguja e hilo os lo voy a regalar, pero he pasado cuatro horas trabajando en este par de zapatos.

- Carpintero: Yo he recogido la madera del bosque, así que también me ha salido gratis, y tampoco pienso cobraros el gasto que he hecho en clavos ni en las herramientas (sierra y martillo), pero he estado trabajando en esta silla unas ocho horas.

- Alfarero: Pues yo he usado la arcilla que hay en el arroyo, que por supuesto me ha salido gratis, y mis principales instrumentos de trabajo son el torno que aquí el amigo carpintero me regaló por mi cumpleaños y el horno que el panadero me deja usar si llevo el carbón, sólo tenéis que tener en cuenta que paso una media de dos horas haciendo cada cuenco o jarro que fabrico. Si no calculo mal, a ti te daré dos cuencos por un par de zapatos y a ti cuatro por una silla. ¿Es justo?

- Zapatero: Es justo. Pero ahora mismo no me interesa cambiarte objetos de barro por mis zapatos porque no me hacen falta. Acepto el valor de cambio, 2 x 1, pero en estos momentos tu producto no tiene para mí valor de uso.

Si nos fijamos, de esta conversación podemos extraer dos ideas que ya nos resultan familiares y otra que será nueva, precisamente la que andamos buscando. Sabemos lo que son las materias primas, y sabemos lo que son los medios de producción, el concepto nuevo es aquél sobre el cual nuestros amigos has establecido la base para equiparar sus productos, el tiempo de trabajo. No es difícil de entender, a más tiempo dedicado a la elaboración del producto, más valor de cambio.

Así, el valor final de un producto vendrá dado por el coste de las materias primas necesarias para su elaboración, el coste de los medios de producción (máquinas y herramientas) necesarios para transformar las materias primas y el valor del tiempo empleado por el trabajador en su fabricación.


En nuestro ejemplo:


Materias primas/Coste
Tiempo de producción/Coste
Tiempo trabajado/Coste
Zapatero/acuero, hilo y clavos /gratis
aguja, martillo / gratisColumna 4, fila 2
Alfarero/a
arcilla / gratistorno y horno / gratisColumna 4, fila 3
Carpintero/a
madera, clavos / gratismartillo, sierra / gratisColumna 4, fila 4


¿No os parece que nuestros amigos son muy buena gente? Es que son gente sencilla que se ayudan unos a otros. Ninguno de ellos piensa todavía en enriquecerse, ¿para qué?, con tener algunas cosas básicas (casa confortable, comida, ropa... y relaciones amistosas con los demás) pueden ser felices.

Sin embargo todavía tienen que hacer frente a un problema:

- Pero compañero zapatero, a mí sí que me interesa muchísimo poder disfrutar de tu mercancía, porque mi hija ya comienza a andar (¡sin cumplir un año!) y necesita tener los pies protegidos además de calentitos. ¿No podíamos solucionar esto de alguna forma?



2. EL DINERO

Como solución a este problema se usa el dinero.

Desde antiguo se han usado muchas cosas como moneda de cambio (pieles, sal…), pero poco a poco el uso de los llamados metales preciosos fue generalizándose gracias a sus ventajas sobre el resto de objetos utilizados como moneda: su fácil divisibilidad, su moldeabilidad, duración…

Entre las varias funciones que Marx señala en el dinero-oro, aquí nos interesa resaltar las dos principales. El dinero como medida de los valores y como medio de circulación.


2.1. Dinero como medida de los valores

Para que un objeto pueda tomarse como medida del valor de otro, ha de tener en sí mismo un valor que pueda equipararse al valor del segundo. Por ejemplo, una piedra de 20 gramos de oro tiene el mismo valor que un saco de 100 kilos de trigo, o si vas al mercado te cambiarán la piedra de oro por los 100 kilos de trigo. ¿Cómo es esto posible? ¿Qué tienen en común el trigo y el oro?

La equivalencia que tienen el trigo y el oro sigue siendo la del trabajo humano invertido en ellos. El minero que extrae el metal (20 gramos) y el campesino que siembra cuida y recoge el trigo (100 kilos) han invertido en teoría el mismo esfuerzo humano. Al resultado de igualar entre sí todos los trabajos humanos individuales lo llamó Marx “trabajo social”. El trabajo social necesario para producir 20 gramos de oro es igual al que se necesita para producir 100 kilogramos de trigo.

El oro es un producto como otro cualquiera (también tiene valor de uso como adorno), sólo que es un producto que gracias a determinadas ventajas y al curso de la historia, ha terminado tomando el papel de medida de los valores de todos los demás productos.

Donde antes era: 1 par de zapatos = x sillas = y jarras de barro…
Ahora es: 1 par de zapatos = 2 gramos de oro
1 jarra = 1 gramo de oro
1 silla = 4 gramos de oro

El precio de cada producto se mide por el patrón oro.


2.2. Dinero como medio de circulación

La importancia del uso del dinero para la circulación de mercancías es evidente, visto el problema que antes describimos y que ha quedado resuelto. Ya no hace falta hacer el intercambio de mercancías directamente, sino que basta haberlo hecho antes con cualquier mercancía porque tu trabajo toma ahora la forma de dinero-oro. El alfarero puede comprar los zapatos porque antes vendió productos fabricados por él.

Gracias al dinero, el intercambio (simple) de mercancías toma la siguiente forma:

M – D – M (Mercancía – Dinero – Mercancía)

El/la trabajador/a cambia sus productos por dinero para comprar otras mercancías.


2.3. Otras funciones del dinero

Funciones menores del dinero son las de medio de acumulación (quien no gasta todo el oro que gana puede guardarlo en un cajón sin riesgo a que se pudra o cosas así), las de medio de pago (los pagos a crédito, el campesino compra al ganadero dos mulas pero se las paga tras haber recogido y vendido la cosecha), y la de dinero mundial, porque al ser la moneda de cada Estado diferente, lo que vale en sus relaciones comerciales es el oro.


2.4. La moneda y el papel moneda

El uso del oro como dinero tiene muchas ventajas pero también un inconveniente. En un principio, al acuñarse las monedas, éstas expresaban el precio del metal precioso en que estaban acuñadas. Una libra de plata inglesa (la moneda) pesaba exactamente una libra. Con el tiempo y el uso las monedas iban gastándose y perdiendo peso pero no por ello dejaban de aceptarse en el intercambio de mercancías. Esto se debe a que las monedas, además de expresar su peso en el metal que fuese, tenían una función simbólica. Con el tiempo, esta función simbólica de las monedas fue ganando importancia sobre el propio peso de las mismas, hasta que llegó a separarse definitivamente, como vemos con el uso del papel moneda, los billetes, que son sólo símbolos sin ningún valor en sí mismos (ningún valor de uso).


SIGUIENTE ARTÍCULO: El Capital, de Karl Marx (II)


*Estos materiales pertenecen a la colección Acercarse a Carlos Marx, elaborada por Atrapasueños para la Fundación de Investigaciones Marxistas

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