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jueves, 22 de octubre de 2009

Concepción materialista de la historia en Karl Marx (I)

Según su amigo Friedrich Engels, los dos principales descubrimientos que le debemos a Karl Marx son la Concepción Materialista de la Historia y la revelación del secreto de la producción capitalista mediante la plusvalía. Sobre el segundo trataremos más adelante, cuando hablemos de El Capital; es el primero el que nos interesa ahora.

Pero dejemos que sea el propio Engels quién nos defina en qué consiste eso de...

La concepción materialista de la historia parte de la tesis de que la producción y tras ella el cambio de sus productos, es la base de todo orden social; de que en todas las sociedades que desfilan por la historia, la distribución de los productos, y junto a ella la división social en clases o estamentos, es determinada por lo que la sociedad produce y cómo lo produce y por el modo de cambiar sus productos. Según esto, las últimas causas de todos los cambios sociales y de todas las revoluciones políticas no deben buscarse en las cabezas de los hombres ni en la idea que ellos se forjan de la verdad eterna ni de la eterna justicia, sino en las transformaciones operadas en el modo de producción y de cambio: han de buscarse no en la filosofía, sino de la economía de la época en que se trata”. Del Socialismo Utópico al Socialismo Científico. Federico Engels.

En este párrafo aparece condensado todo lo que veremos en esta segunda parte del libro, así que nadie se preocupe si le parece en algunos puntos difícil de descifrar, porque a descifrarlo dedicaremos las páginas siguientes.

Un consejo sobre las citas que aparecerán en el texto es que se vuelva a ellas de vez en cuando, mientras se avanza la lectura, porque comprobaremos cómo van adquiriendo cada vez más y más contenido. Si ahora nos sirven de introducción, al terminar la lectura y actividades nos servirán de resumen.

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Marx no definió en ningún lugar lo que consideraba la concepción materialista de la historia (lo hizo Engels por él), simplemente la aplicó. Era una nueva forma de estudiar Historia, pasada y contemporánea, con lo que se trataba de una nueva forma de ver el mundo. O mejor, una nueva forma de “mirar” el mundo, más penetrante, sin quedarse en la superficie de los acontecimientos, profundizando en ellos para descubrir sus causas.

Marx demostró la eficiencia de esta nueva mirada, de esta nueva concepción de la historia, en su trabajo sobre los acontecimientos revolucionarios ocurridos en Francia durante los años 1848-51. El 18 de Brumario de Luis Bonaparte fue escrito entre los meses de Diciembre de 1851 y Marzo del año siguiente, es decir casi a la vez que estaban sucediendo estos acontecimientos.

En el escrito se daban las claves de una situación que nadie entendía, ni siquiera los principales implicados, porque no eran conscientes de las fuerzas entre las que actuaban. Sólo Marx distinguió y atendió a estas fuerzas: las diferentes clases sociales y sus respectivos intereses económicos, el poder del ejército y el de la propaganda… La clave era identificar cada clase social y su interés económico particular, y así pudo entenderse que las capas trabajadoras de la sociedad se aliasen con la burguesía que los explotaba en contra de la privilegiada clase alta, o que la burguesía traicionase al proletariado una vez conseguido el poder político, etcétera.

También era importante descubrir las luchas internas dentro de cada clase, para saber cómo podían reaccionar ante los acontecimientos. Por ejemplo, era difícil que el campesinado más pobre, se aliase con el proletariado hasta el final del camino. La razón era que poseían alguna tierra y que temerían perderla con los cambios políticos, lo que les convertía en ideológicamente reaccionarios.

La lucha de clases y la atención a los factores económicos se revelaron como la clave para comprender e interpretar la gran mayoría de los cambios históricos.

Pero hay más, esta clave de interpretación de los acontecimientos históricos o sociales podía convertirse, fácilmente, en una clave de predicción de los futuros acontecimientos. Por ejemplo, observando la Inglaterra de 1852 se podía predecir que en Francia, menos desarrollada industrialmente, sucederían las mismas cosas que en Inglaterra algunos años después: despoblamiento del campo, enormes suburbios rodeando las grandes ciudades, revueltas por la mejora de las condiciones de vida…

Se podía predecir, además, con un altísimo nivel de acierto, lo que harían determinados sectores sociales cuando se encontrasen en tal o cual situación, porque los intereses de los terratenientes, burgueses o proletarios eran los mismos ya sean alemanes, ingleses, franceses, rusos o españoles.

1. LOS MODOS DE PRODUCCIÓN

1. 1. Relaciones de producción – relaciones de explotación

Recordamos que las personas, para producir, establecen una serie de relaciones entre ellas mismas y la naturaleza. Y que estas relaciones de producción se convertían con demasiada frecuencia en relaciones de explotación. Tanto que lo normal sería hablar siempre de relaciones de explotación, y rara vez de relaciones de producción.

1. 2. Relaciones de producción y forma de distribución

Cuando se habla de relaciones de producción debemos recordar siempre que se incluye el modo de distribución. A simple vista pueden parecer cosas diferentes: una cosa es producir y otra distribuir, ¿no? Y así es en realidad, son actos diferentes, pero también es verdad que la relación de producción determina el modo de distribución.

En el modo de producción feudal, por ejemplo, las relaciones de producción son señores - siervos. Esto conlleva que la propiedad de los productos es del señor, y que es él mismo el que los distribuye y se queda con los beneficios.

Las relaciones de producción burguesas son capitalistas – trabajadores/as asalariados/as. Los capitalistas son dueños de los medios de producción y de distribución. El trabajador sólo es dueño de su propio trabajo, y así, no pinta nada, ni a la hora de decidir sobre la producción, ni a la hora de decidir sobre la distribución. Ni que decir tiene que los beneficios de la venta o distribución de los productos van a parar por entero a las arcas del capitalista.

1. 3. Historia de las relaciones de producción

De las diferentes relaciones de producción podemos resaltar tres, que coinciden con tres periodos históricos sucesivos: ya sabemos, la Antigüedad, la Edad Media o Feudalismo, y el Capitalismo.

Para completar el ejercicio que realizamos en la Introducción podemos preguntarnos ahora qué medios utilizan el patricio, el noble y el burgués para obligar a trabajar al esclavo, al plebeyo y al trabajador asalariado moderno.

Estos medios son tres, que suelen ir combinados en distintas proporciones según la época, o incluso según las “necesidades” del momento: la fuerza bruta, la ideología y la presión material. Veámoslos uno a uno.

La fuerza bruta. No es necesario explicarla demasiado. El esclavo que se negaba a trabajar encontraba generalmente la tortura y la muerte como respuesta a su negativa.

La ideología. La producción es una de las formas como los hombres se relacionan con los demás y con la naturaleza materialmente. Hay otra forma de relacionarse con los demás, ideológicamente. Nuestra forma de ser y de actuar depende en una importantísima medida de las ideas que pueblan nuestra cabeza. Por ejemplo, si desde pequeño nos enseñan que tenemos que pagar tributo al Marqués de Caradura porque – “así lo quiere Dios”, o “así ha sido siempre y así debe continuar”, o “es nuestro señor natural y le debemos reverencia y respeto además de sometimiento”… acabarán convenciéndonos, por medio de las ideas, de que es nuestro deber pagarle el tributo al Marqués.

Nadie ha ejercido la violencia física sobre nosotros, pero el resultado es el mismo: el Marqués se lleva su parte de lo producido.

Esta forma de “convencer” es mucho más efectiva que el látigo, porque somos nosotros mismos los que nos obligamos a cumplir lo que se nos dice. Podemos llegar a pensar que es “malo” o “incorrecto” no pagar el tributo, cuando desde un punto de vista objetivo y justo nos están robando el fruto de nuestro trabajo.

Fuerza bruta e ideología suelen ir con frecuencia apoyándose la una a la otra: al esclavo se le dice desde pequeño que nació esclavo, que lo es por naturaleza; y no que es esclavo porque otras personas lo han esclavizado, diciendo que es de su propiedad. Si es de otra “raza” se le dice que la suya es “raza de esclavos”.

La presión material. El obrero/a asalariado/a moderno/ es un/a trabajador/a libre, ni es un esclavo ni tiene “señor natural”. Puede elegir entre trabajar con las condiciones que ponga el capitalista o no trabajar… y vivir en la miseria, en el mejor de los casos. Esta presión material es la forma más moderna de esclavitud. La presión se ejerce gracias a lo que Marx llamó “el ejército industrial de reserva”, es decir, los parados. Una de las frases favoritas del patrón es: “si no estás contento con el salario hay muchos que esperan para ocupar tu puesto.”

1. 4. Las fuerzas productivas y las relaciones de producción

Las relaciones sociales en las que los individuos producen, las relaciones sociales de producción, cambian, por tanto, se transforman, al cambiar y desarrollarse los medios materiales de producción, las fuerzas productivas. Las relaciones de producción forman en su conjunto lo que se llama las relaciones sociales, la sociedad, y concretamente, una sociedad con un determinado grado de desarrollo histórico, una sociedad de carácter peculiar y distintivo. La sociedad antigua, la sociedad feudal, la sociedad burguesa, son otros tantos conjuntos de relaciones de producción, cada uno de los cuales representa, a la vez, un grado especial de desarrollo en la historia de la humanidad. El Manifiesto Comunista. F. Engels y C.Marx

Las relaciones de producción se transforman al cambiar y desarrollarse los medios materiales de producción, las fuerzas productivas. Pero, ¿qué son estas fuerzas productivas? ¿Cómo y por qué cambian y se desarrollan?

Con los términos fuerzas productivas se designa la capacidad de producir que tienen las personas. Esta capacidad depende de factores como el número de trabajadores empleados, la organización o especialización de estos trabajadores, la intensidad del trabajo y el nivel de desarrollo tecnológico de los instrumentos que usan los trabajadores. A mayor desarrollo tecnológico, mayor especialización del trabajo.

Veamos un ejemplo de cómo se desarrollan las fuerzas productivas:

Imaginemos a 20 esclavos negros recogiendo algodón durante 16 horas en Lousiana (EEUU). Cada uno lleva una cesta colgada al cuello, y cuando la llena, va hasta un carro situado al borde del camino y la vacía allí. Recogen el algodón según les parece, primero aquí y luego allí, hasta que pasan las 16 horas. Cada uno ha recogido 5 kilos de algodón.

Al día siguiente los mismos 20 esclavos deciden (o les obligan a) organizarse y comienzan al recoger el algodón desde el punto más alejado del borde del camino, siguiendo una línea recta, mata por mata, hasta llegar al camino donde está el carro. Vacían y vuelven a empezar. Pasadas las 16 horas cada uno ha recogido 8 kilos de algodón.

Un siglo después 20 trabajadores asalariados, montados en sendos tractores, recogen cada uno, pasadas 16 horas, unos 200 kilos de algodón.

Han variado las fuerzas productivas, ¿no?

Vamos a poner otro ejemplo que nos servirá, además, para explicar las tres fases de desarrollo del capitalismo.

Durante la Edad Media la mayoría de la producción en las ciudades se efectuaba por gremios. El gremio era el conjunto de artesanos manuales que se dedicaban al mismo producto. Solían trabajar en la misma zona y vender los productos en el mismo taller (aún podemos encontrar en las ciudades alguna calle de las zapaterías, sombrererías…) Dentro del taller existía una fuerte jerarquía: había un maestro, uno o dos oficiales que aspiraban a ser maestros algún día, los aprendices, que aspiraban a ser oficiales, y los siervos.

El modo de producción capitalista cambió del todo este panorama. Las tres fases de desarrollo del capitalismo que distingue Marx son:
1. La cooperación simple.
2. La manufactura.
3. El maquinismo.

1. 5. El modo de producción comunista.

El modo de producción comunista nace como respuesta a los graves defectos existentes en el capitalismo.

Del primero de los dos defectos más graves hablamos en la introducción, al tratar la crítica de Marx a los economistas liberales. Era que a una elevadísima organización dentro de las fábricas, conseguida gracias al desarrollo tecnológico y la división del trabajo, le seguía una absoluta desorganización en la producción en toda la sociedad. Es decir, que se había conseguido fabricar una gran cantidad de productos (las fuerzas productivas habían crecido inmensamente con respecto al modo de producción feudal), pero que no había ningún plan para que la producción se ajustase a las necesidades de la sociedad. La trágica prueba de que este plan era necesario eran las crisis de superproducción, de las que ya hemos hablado.

Era a todas luces ridículo que hubiera superproducción de sombreros de copa (un artículo superfluo) cuando la mitad de las personas que vivían en los suburbios andaba descalza (artículo de primera necesidad).

¿Cómo era posible tamaña estupidez?

Pues debido al segundo gran defecto que Marx señaló del modo de producción capitalista.

Este defecto consistía en que a una producción social le seguía una apropiación individual de lo producido.

En una fábrica o en una empresa trabajan decenas, cientos o miles de personas, pero lo producido y los beneficios de las ventas se los apropia un solo individuo, el dueño.

Esta contradicción debía ser superada. La propiedad de los productos y de los medios para fabricarlos debía ser común, debía pertenecer al conjunto de la sociedad. Y así la organización de la producción obedecería a los intereses comunes y no a intereses individuales egoístas.




*Estos materiales pertenecen a la colección Acercarse a Carlos Marx, elaborada por Atrapasueños para la Fundación de Investigaciones Marxistas

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